miércoles, 9 de julio de 2014

Momentos.

Puede que, en algún punto de nuestra vida, lleguemos a pensar que esta es una mierda. Porque siempre llega ese punto en el que lo único que quieres es dormir, dormir y dormir, y no tienes ganas de nada. Ese punto en el que, por mucho que duermas, nunca es suficiente. Los psicólogos dicen que esto se debe a que, cuando alguien está deprimido, lo que quiere es dormir para siempre. Pero qué sabrán ellos de la vida, si la estudian como si de una ciencia se tratase.

La vida ni siquiera se acerca a ese término. La vida es incierta. Tiene subidas y bajadas, te caes y te levantas, pero nadie sabe cuántas veces más vas a caer. La vida es impredecible y a veces traicionera, es un buen sueño que, de buenas a primeras, se convierte en pesadilla. La vida no es una ciencia.

Pero, como siempre, me estoy yendo por las ramas. Estaba diciendo que todos tenemos esa época -a veces, épocas- en las que la vida se vuelve horrible. Todo es oscuro, frágil y débil, como un cristal que está a punto de romperse entre nuestras manos.

Incluso en estas malas rachas, hay cosas, pequeños momentos, en los que nos sentimos completos por un instante. Momentos por los que vale la pena seguir intentándolo. Son momentos como ese en el que estás escuchando música tirado boca arriba sobre la cama, inmerso en tus pensamientos, y de pronto te das cuenta de que estás cantando cada palabra de la letra de las canciones, y sonríes. O cuando una mañana te despiertas oyendo los golpes de la lluvia en el cristal de tu ventana, y sonríes mientras saboreas ese suave sonido. O cuando estás con tu hermana recordando los viejos tiempos, y piensas que al fin y al cabo, no os lleváis tan mal, que es bonito tener a alguien que, aunque diga que te odie, en el fondo te quiera. O cuando lees hasta que se te cierran los ojos, cuando ves el amanecer, cuando estás hablando con un amigo y te preguntas qué sería de ti sin ese idiota.

Son como pequeñas cuestas hacia abajo que hacen que el camino se te haga más fácil. Te ayudan a seguir caminando. Son pequeños instantes que te hacen sentirte infinito. Y, por ellos, vale la pena seguir adelante.

1 comentario:

  1. esto es impresionante,cada palabras esta en lo cierto,estos me impacta haciendo que se me quede grabado en la mente.Maravilloso..

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