jueves, 26 de junio de 2014

Del por qué.

Todos tenemos historias que contar. Todos.

Esa chica que viste en el metro, esa con el maquillaje corrido, que observaba por la ventana con la mirada perdida, esconde palabras que nunca ha dicho. Hay una razón detrás de sus lágrimas. Siempre la hay. Ese chico que viste corriendo por la calle, con un ramo de flores en la mano y con el rostro iluminado con una sonrisa, tiene su propia historia. Esa chica de cabello celeste que reía como si fuera la persona más feliz de este planeta, se está muriendo por dentro. ¿Es que no viste el dolor en sus ojos?

Cada persona es miles de historias que nos perdemos. «Cada persona es un mundo», dicen. Y, por una vez, lo que dicen es verdad. Hay demasiados mundos que conocer. Pero una sola persona tiene el poder de cambiarnos la vida por completo.

Así que, con palabras derramadas a las tres de la mañana, una taza de café en la mano, y la brisa de verano de fondo, haré lo que pueda para contar estas historias. 

Y espero que os guste conocerlas.

-Margaritte

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